La especie porcina es la más prolífera de todas las especies de mediano y gran tamaño. Mientras que una cerda produce fácilmente 20 lechones por año, una vaca pare solamente 1 ternero por año y una oveja, 2 corderos como máximo. Normalmente, la cerda pare de 8 a 12 lechones por camada. Es frecuente encontrar camadas de 14 a 16 lechones.
En sus primeros días de vida, el cerdo pasa por un periodo delicado en cuanto a la temperatura ambiental, que debe ser superior a los 25ºC. Superada esta etapa, el lechón puede soportar grandes cambios en la temperatura ambiental. Los cerdos se adaptan bien a cualquier régimen de crianza, no son exigentes en cuanto a la alimentación y transforman los alimentos con gran eficiencia. Presentan elevada resistencia a las enfermedades y la mayoría de ellas se pueden prevenir mediante un riguroso control sanitario. En conclusión, los cerdos son animales muy rústicos, independientemente de las distintas razas a las que pertenezcan.
Desde el punto de vista del aprovechamiento industrial, los porcinos rinden más del 75% de su peso vivo, cifra superior a la de cualquier otra especie de utilidad zootécnica.