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Suplementos
Suplementar significa cubrir total o parcialmente las deficiencias de proteínas, minerales y vitaminas que normalmente presenta el recurso forrajero básico. El suplemento es un insumo caro y el suministro en cantidades masivas, sin racionalizar su uso, atenta contra la eficiencia física y económica de cualquier sistema de producción, pudiendo ocasionar la quiebra de una granja lechera.
Suplementos antes y después del parto
Las vacas con alta producción de leche son incapaces de regular el consumo de alimento en relación con sus necesidades energéticas, especialmente al principio y al final de la lactancia.
Las necesidades energéticas de una vaca lechera están reguladas por la producción esperada, el estado fisiológico y el valor energético de los alimentos.
La leche producida puede ser determinada por la habilidad productiva del animal que incluye:
— habilidad genética;
— historia nutricional;
— estado de lactancia.
La calidad de nutrientes digestibles depende del:
— nivel de nutrición;
— tipo de dieta.
En los últimos dos meses de embarazo se lleva a cabo el mayor desarrollo del feto, lo que ocasiona una alta deficiencia en animales en condiciones pobres de alimentación. En esta etapa se debe incrementar el consumo de suplementos alimenticios, puesto que se justifica ampliamente debido a la alta eficiencia de conversión de reservas corporales para la producción de leche, sin ocasionar engrasamiento en el animal. En promedio, el peso del animal se incrementa 0,8 kg por día durante las últimas semanas de gestación.
Balance negativo de energía
Otro aspecto importante es el ajuste de las necesidades energéticas de la vaca lechera después del parto de acuerdo con sus necesidades para la producción de leche. El consumo en lactancia es alrededor del 2,25 % del peso corporal y el mismo para la lactancia tardía es del 3,5 % del peso corporal. Esto trae consigo una incapacidad física del animal para almacenar alimento dependiendo del potencial de la producción del animal. Todo esto se alcanza después del pico de producción, por lo cual, durante todo este tiempo el animal se encuentra en balance negativo de energía, o sea perdiendo peso corporal para producir leche.
A su vez, el tiempo entre el pico de consumo y el pico de producción disminuye con la edad, de 8 semanas en animales de primer parto a 4 semanas en animales adultos; esto indica la importancia de una mayor suplementación a los animales jóvenes, ya que están en balance negativo de energía completando su crecimiento.
En nuestro medio, podríamos decir que el animal completa su desarrollo de acuerdo con su peso corporal alrededor de los siete años de edad. Inmediatamente después del parto, la producción aumenta rápidamente en animales bien alimentados, lo cual acarrea la movilización de reservas corporales hacia la ubre.
Este efecto debe ser compensado con una buena alimentación, lo que nos dará una condición óptima, pues se obtiene un incremento en el pico de producción; ya que por cada kg de leche que se aumente en el pico de producción, se incrementan alrededor de 200 kg de leche en lactancia total (305 días).
Recomendaciones prácticas
Las novillas que inician su primera lactancia se comportan diferente a las vacas adultas y sus necesidades nutritivas son mayores; por lo tanto, debe dárseles un tratamiento distinto de acuerdo a su edad, desarrollo, nivel de producción y estado corporal.
Es inadecuado engordar una vaca antes del parto, lo cual va a repercutir en un engrasamiento de la ubre.
Se debe hacer notar que una vaca flaca va a tener menores reservas corporales para iniciar su lactancia y, por lo tanto, no tendrá una buena producción lechera. El término medio es lo acertado. Una vaca en buen estado de carnes se identifica por su peso final, su pelaje y su buen estado de salud.
Durante este periodo crítico, la vaca debe tener alimentación forrajera a voluntad e iniciar la suplementación de energía paulatinamente después del parto hasta llegar al nivel adecuado, según la producción de leche.
Para la mayoría de los hatos lecheros de clima frió de Bolivia se sugiere un suplemento de 1 a 2 kg de concentrado, 30 días antes del parto (dependiendo del estado físico de la vaca) y una cantidad de 1 kg de concentrado por cada 5 kg de leche/vaca/día (hasta 20 kg de leche) para el post parto. En vacas de alta producción, se recomienda una suplementación de 1 kg de concentrado por cada 3 kg de leche, dependiendo de variables tales como: tipo de vaca, clase de pasto y sistema de manejo.
Entre las 24 horas antes del parto y las 72 horas posteriores al parto, no debe recargarse la alimentación de la vaca con concentrados abundantes o alimentos de difícil digestión ni hacer cambios bruscos en su dieta. La vaca antes del parto disminuye su capacidad de consumo. El día del parto y los primeros días de lactancia, el animal sufre de un “stress” que no le permite ingerir grandes cantidades de alimento.
Se debe tener en cuenta que las normas nutricionales dadas en otros países para ganado lechero pueden tener variaciones para su aplicación en Bolivia.
Concentrados
Es la alimentación adicional dada a las vacas lecheras, normalmente compuesto de afrecho, maíz, soya, melaza, calcio y sal común, en las proporciones requeridas por el ganado de acuerdo al resto de los alimentos que estos reciben.
Aunque normalmente los forrajes son la base de la alimentación del ganado vacuno lechero, los concentrados suministran cantidades adicionales de proteína y energía para vacas con producciones elevadas.
Una vaca holstein de 600 kg de peso, con un consumo aproximado de 70 kg de forraje verde de buena calidad, 70 % de nutrientes digestibles totales y 18 % de proteína bruta, recibe nutrientes suficientes para sus necesidades de mantenimiento y producirá 18 kg de leche por día. Cantidades superiores a esta cifra requieren el suministro de mayor cantidad de concentrados para que el animal no se vea limitado en su capacidad de producción.
Torta de soya. Importante ingrediente de los concentrados.
Granos de soya y maíz (izquierda) y cultivo de soya en Santa Cruz (abajo)
Funciones de los concentrados
Su función principal es la de proporcionar la energía adicional necesaria para producciones de leche que sobrepasan las obtenidas con los forrajes, puesto que los concentrados tienen un valor energético superior a la de los forrajes; además son menos voluminosos, ocupan menos espacio en el tracto digestivo y son más palatales que los forrajes.
Otra función de los concentrados es la de ajustar el nivel de proteína que reciben las vacas lecheras en su ración. El contenido de proteína en la mezcla de concentrados depende de la cantidad y calidad del forraje consumido y deberá ser mayor para forrajes con bajo nivel proteínico como el ensilaje de maíz. Los concentrados suministran también otros nutrientes necesarios, especialmente los minerales, cuando éstos no se dan por separado a voluntad.
Un alimento concentrado deberá contener los principios nutritivos mencionados en cantidades apropiadas, ser palatable y de buena calidad y llenar estos requisitos con el más bajo costo.
Una buena mezcla de concentrados no requiere muchos ingredientes, ya que pueden llenar los requerimientos para la producción de leche en forma económica.
Suministro de concentrados
Hay ciertas consideraciones de carácter nutricional y de manejo que se deben tener en cuenta en la explotación lechera:
Una vaca no produce más allá de su tope genético, el cual depende de la raza de ganado que se explote.
La manifestación genética en producción de leche depende del plano nutricional en que se mantenga a los animales.
Todas las vacas del hato deben estar produciendo de acuerdo con su mérito genético, pues si poseen elevado potencial lechero, no debe limitarse con nutrición o manejo inadecuado.
Una vaca buena productora de leche es mejor que dos malas, pues los costos de mantenimiento y manejo son iguales para cualquier vaca, independientemente de su producción.
El forraje solo, no importa su calidad, no satisface las necesidades de una vaca con potencial genético para alta producción, por lo cual, vacas con producciones elevadas (20–30 kg/día) precisan adecuadas cantidades de concentrados.
Una limitación importante para el suministro de concentrados es no poder determinar exactamente el consumo del forraje por parte de las vacas. En general, la cantidad consumida guarda relación con el peso corporal, asumiéndose un consumo de 2,5 kg de forraje seco por cada 100 kg de peso vivo, o de 12 kg de forraje húmedo para el mismo peso.
El volumen de forraje consumido aumenta cuando se requiere mayor cantidad de energía para incrementar la producción de leche.
Cuando el contenido de grasa aumenta y cuando el forraje es de buena calidad, el consumo de concentrados disminuye.
La cantidad de concentrados por suministrar debe calcularse de acuerdo con las necesidades de cada vaca, según la etapa de lactancia, de gestación y el estado de carnes, para lo cual existen tablas que determinan las necesidades de concentrados, teniendo en cuenta la producción de leche, su contenido de grasa y el consumo de concentrados, ya que solo reciben raciones adicionales las vacas con mejor producción; es decir, establecer la relación más rentable según los costos de los elementos y el precio de venta de la leche.
El suministro de concentrados durante el periodo seco depende, principalmente, del estado de carnes cuando la vaca termine la lactancia, pues las vacas en mal estado deben recibir cantidades adicionales durante el periodo seco, para que se hallen en buen estado físico en el momento del parto.
Las vacas en buen estado de carnes, al secarse, no producirán mayor cantidad de leche en la siguiente lactancia si reciben cantidades extras de concentrados y, por el contrario, sufrirán un engrasamiento de la vaca que es contraproducente para una buena producción y reproducción. Durante el comienzo de la lactancia las vacas con producciones elevadas no pueden consumir energía suficiente para cubrir sus necesidades de mantenimiento y producción de leche, por lo que metabolizan tejidos corporales durante este periodo.
Por esta razón, se deben suministrar concentrados de acuerdo con su producción, hasta cuando inicien el descenso de la producción lechera, lo cual sucede, generalmente, alrededor de 8 o 12 semanas después del parto. El suministro de altas cantidades de concentrados deberá hacerse en forma progresiva, para no producir enfermedades de tipo metabólico.
Se aconseja la dotación de 2,5 kg de forraje seco por cada 100 kg de peso del animal.
Concentrado de afrecho, maíz, soya, melaza, calcio y sal común
Concentrados en la sala de ordeño
El consumo de concentrados en la sala de ordeño resulta ser un problema importante para las vacas con producciones elevadas, ya que, generalmente, una vaca no pasa en la sala de ordeño el tiempo suficiente para consumir la cantidad de concentrado necesario para una producción elevada.
En hatos pequeños puede ser factible dejar unas pocas vacas en la sala. Pero, en general, es preferible dividirlos en varios grupos para darles diferentes niveles de concentrados de acuerdo con su producción de leche. Se pueden establecer cuatro grupos de vacas con producciones altas, medias, bajas y, un cuarto grupo, de aun más baja producción, con lo cual se impide la sobre alimentación de vacas con producciones bajas y una alimentación apropiada a las que así lo requieren. Un quinto grupo estaría constituido por novillas gestantes.
Para las vacas altamente productoras se utilizan collares, en los que se adhieren dispositivos que se acoplan a comedores de imán o de receptor-emisor electrónico, los cuales permiten que mientras la vaca mantenga la cabeza dentro del comedero y se establezca el contacto o active la carga eléctrica, ésta reciba el alimento previamente programado de acuerdo a sus necesidades.
El alimento concentrado se les da a las vacas en el momento del ordeño y, posteriormente, lo ideal es utilizar sistemas electrónicos.
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